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El Sindicato Único Nacional de la Construcción y Anexos (SUNCA–PIT CNT) informó ayer el fallecimiento de Germán de Abreu, trabajador de 51 años, en un accidente laboral ocurrido en Montevideo. De Abreu, casado y padre de una hija, operaba una retroexcavadora en tareas de demolición cuando parte de la estructura colapsó sobre la maquinaria, provocando su muerte inmediata.
Ese mismo día, la Inspección General del Trabajo (IGTSS) difundió además el resultado de la investigación sobre otro siniestro fatal registrado el 30 de julio, también en Montevideo. En esa ocasión, José Filosi, de 66 años, perdió la vida tras una caída desde unos cuatro metros de altura en una finca de La Teja.
Ante estos hechos, el SUNCA resolvió convocar a un paro nacional parcial por duelo, que se cumplirá el miércoles 27 de agosto de 9:00 a 13:00 horas en toda la industria. El sindicato expresó su solidaridad con las familias de las víctimas y reiteró reclamos históricos en materia de seguridad laboral:
- Un diálogo nacional sobre seguridad y salud laboral y la aprobación de una ley específica.
- Ampliar el cuerpo de inspectores del Ministerio de Trabajo.
- Crear una fiscalía especializada en accidentes laborales.
- Campañas de sensibilización y educación en prevención.
- Cumplimiento estricto del registro de empresas en infraestructura.
Un problema estructural en la construcción
Las cifras muestran que se trata de una situación extendida y preocupante. Según datos de la IGTSS, entre enero y agosto de 2025 se registraron 31 muertes laborales en Uruguay, todas de trabajadores varones. De ellas, alrededor del 33% ocurrieron en la construcción y un 46% en la industria y el comercio.
Cada año, el país registra entre 35.000 y 45.000 accidentes de trabajo, con una tendencia estable en la última década. La construcción concentra el 17,1% de los siniestros, siendo el sector con mayor incidencia debido a tareas en altura, manejo de maquinaria pesada y condiciones de riesgo frecuentes.
Aunque la siniestralidad en la construcción mostró cierta reducción en años anteriores —pasando de 81,8 a 60,2 accidentes por cada 1.000 trabajadores cotizantes entre 2014 y 2018—, las muertes no disminuyeron de manera sostenida. La tasa de mortalidad llegó a ser de 13,5 por cada 100.000 trabajadores en 2014, con altibajos posteriores.
El reclamo sindical
El SUNCA insiste en que los accidentes mortales son evitables si se cumplen las normas vigentes y se fortalece la fiscalización estatal. La organización denuncia que persisten obras sin controles adecuados, donde los trabajadores operan sin la protección mínima exigida por la normativa.
En su comunicado, el sindicato se pregunta: “¿Cuántas muertes son necesarias?”, interpelando al Estado y a las empresas del sector sobre la urgencia de tomar medidas efectivas para proteger la vida de los trabajadores.