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El imperialismo norteamericano y la OTAN están perdiendo la batalla geopolítica y económica ante los BRICS, “la perra está otra vez en celo”, el auge del fascismo en el mundo es síntoma de la agonía del sistema capitalista, las sanciones a los países que luchan por su soberanía, independencia, libertad y autodeterminación como Cuba, Venezuela y Nicaragua, los intentos de golpe de estado en los últimos años en América Latina, o la guerra promovida en Ucrania y Palestina desnudan la naturaleza del imperialismo que se resiste a morir.
Ni Fukuyama tenía razón con el fin de las ideologías, ni los promotores del capitalismo “bueno” o “humano”. Seguimos transitando la época de transición del capitalismo al socialismo en escala universal, en el marco de la lucha de clase y de la dialéctica viva de avances y retrocesos.
Urge la necesidad de la construcción de un frente antifascista.
Sectores de la burguesia en el mundo están renunciando a la democracia que ellos mismos crearon, al liberalismo y el republicanismo, para aderirse al terrorismo promovido por el imperialismo. Trump, Bolsonaro, Milei, Maria Corina Machado, responden al nuevo orden mundial de ajuste estructural del capitalismo, impuesto a través de gobiernos genuflexos o el fascismo.
Uruguay también transita en el dilema entre democracia avanzada o fascismo, que se expresa en la contradicción oligarquía o pueblo.
Hace unos años decíamos en un informe:
“Solo dos clases se disputan verdaderamente el poder, por lo tanto hay dos proyectos de país, es decir dos modelos, por un lado el de la oligarquía aliada al imperialismo norteamericano y por otro lado el de la clase obrera aliada al pueblo, en el desarrollo de la lucha de clase se establecen peculiares relaciones de fuerzas que benefician a unos u a otros, sino avanzamos desde una perspectiva estratégica de liberación Nacional, no solo perderemos la oportunidad histórica de construir un nuevo Uruguay, como señala Seregni, sino retrocedemos en cuanto conquistas arrebatadas al gran capital”. Ergo perdimos el gobierno…
Cuatro años de gobierno oligárquico nos hicieron retroceder como pueblo en conquistas y libertades, sin embargo la oligarquía multiplicó sus riquezas acrecentando la desigualdad entre ricos y pobres. Solo el 5% de los hogares vieron crecer sus ingresos, un informe de la CEPAL del 2023 dice que Uruguay es él tercer país más desigual de América Latina y el cuarto país donde más creció la pobreza; pobreza que deberemos redimensionar en la estadística su composición, redefinir los criterios. No solo por los ingresos, sino por falta de derechos humanos básicos, como vivienda, salud, educación, trabajo etc. En ese marco los números de pobreza crecerían mucho más de lo que hoy valora el INE: un 10% de la población. Retroceso signado por el ajuste a nuestro pueblo, apenas asumió éste gobierno aumentó el IVA 2 puntos, es decir subió impuestos en los precios y además bajó el presupuesto para la educación, la salud, la vivienda, las obras públicas, privatizó por partes las empresas públicas, entregó el puerto por 60 años a una multinacional, rebajó salarios, jubilaciones y pensiones. Reformó la educación y la seguridad social en el marco del mandato del FMI, el BID y el BM. Gobierno signado por la corrupción, el narcotráfico y el lucro con la pobreza. En síntesis, nuestro pueblo retrocedió en derechos y libertades democráticas.
En este marco, la clase obrera y el pueblo decide luchar en defensa propia
La reforma de la seguridad social aumentó la edad de retiro a los 65 años con la fundamentación del aumento de la edad biológica, pero como la reforma fue hecha por la clases dominantes se olvidaron decir que la expectativa de vida en los pobres no es la misma que la de los ricos. Colocar los 60 años como edad mínima para jubilarse no es una imposición sino recuperar un derecho para que los trabajadores puedan elegir si jubilarse o no. En estas semanas estuvo en boga el posicionamiento de 111 tecnócratas-socialdemócratas asumiendo el mismo discurso alarmista de la derecha. Los cuales muchos de ellos tuvieron cargos de gobierno, con crecimiento económico, mayoría parlamentaria, y sin embargo no impulsaron cambiar las reglas de juego, no trastocaron las estructuras dominantes del sistema imperante, siendo este un factor importante a la hora de perder el gobierno. Los avances, es decir, las tímidas reformas se dieron en el marco del esquema de dominación imperialista, en el marco de sostener los privilegios del capital financiero internacional. La pandemia, en menos de un mes de haber asumido el nuevo gobierno, soltó él velo de una realidad social que veníamos arrastrando. Poniendo en evidencia 100 mil pobres nuevos… esto fue parte de la autocrítica del Congreso del FA, incluso se valoró el problema del alejamiento de la fuerza política con las organizaciones sociales de nuestro pueblo. No podemos volver a repetir los mismos errores, así como la oligarquía es representada por parte de los Blancos, Colorados y Cabildantes, el pueblo es representado políticamente por el Frente Amplio. Alejarse del pueblo es amputar los pies como fuerza política.
Vamos por un cambio en la correlación de fuerzas del campo popular
Parte de la recomposición del proceso revolucionario en Uruguay es comprender estas contradicciones de clases. La correlación de fuerzas actual que predomina en el campo popular y desatar la lucha ideológica y política por recuperar el proyecto histórico del Frente Amplio e ir hacia un cambio en la correlación de fuerza en el campo popular. En ese marco, la iniciativa del PIT CNT junto a las organizaciones sociales del pueblo donde recolectamos 430 mil firmas por el plebiscito de la seguridad social, pone a la ofensiva política a los trabajadores y sacude el status quo. A la oligarquía y sectores de la burguesía les preocupa más el triunfo del SÍ que perder las elecciones contra el Frente Amplio. El plebiscito rompe con la estrategia adaptacionista y la táctica conciliadora, con el pacto social que subyace desde hace muchos años entre burgueses. En este marco de lucha se va tejiendo una nueva correlación de fuerzas en el seno de la clase obrera y nuestro pueblo, correlación de fuerzas que retoma las mejores enseñanzas del movimiento obrero y popular de nuestra historia, unidad en la lucha en el marco de una estrategia de liberación Nacional y social de nuestro pueblo. Ladran quienes tienen intereses compartidos con el capital financiero internacional a través de las AFAP y otros negocios. Ladran quienes tienen salarios suculentos y un nivel de vida de privilegio, ladran sancho, porque la clase obrera y el pueblo comienzan a despertar del prolongado letargo y retoma las banderas de Artigas pregonando que los más infelices sean los más privilegiados.
Dar lucha por reconquistar el gobierno y el triunfo de la papeleta blanca del SÍ
Congreso del Pueblo se planteó como objetivo orientar su militancia en la lucha por reconquistar el gobierno y el triunfo del SÍ, recuperar los contenidos antiimperialistas adirhiendo fuertemente en la lucha en defensa del pueblo Palestino y la determinación de constituirse como estado, contra el genocidio que esta llevando el gobierno sionista de israel contra el pueblo palestino. Es imprescindible aportar en la construcción de la unidad antiimperialista revolucionaria continuando con la construcción de la unidad política y social de nuestro pueblo. Fortaleciendo ideológica política y orgánicamente sus organizaciones, en el marco del debate programático. Si continuamos por el camino de la conciliación de clases con el imperialismo o una respuesta de izquierda. En ese marco el dilema si queremos un Uruguay parasitario asentado en el narcotráfico, la plaza financiera y la oligarquía terrateniente o el Uruguay productivo con justicia social; nuestras tierras para el monocultivo de eucaliptus, la celulosa, para la soja, o nuestras tierras para la soberanía alimentaria, la reforma agraria, revalorizando el Uruguay agroproductor de alimentos. Convocamos al conjunto de los frenteamplistas a respetar las resoluciones congresales, nos se puede hacer política solo de los despachos, no todo es acuerdo en la alturas, no todo se discute por lo grandes medios de comunicación, fortalezcamos la orgánica de la fuerza política, sobre todo el papel del movimiento. Si no logramos que el pueblo se apropie del proceso de cambios que está planteado, será difícil elevar los niveles de conciencia para defender esos cambios y estaremos nuevamente preguntándonos qué pasó. El plebiscito de la Seguridad Social preocupa no solo porque evoca incorporar tres pilares como derecho humano en la constitución, sino porque abre un nuevo periodo histórico en la lucha de la clase obrera y el pueblo. Hacia la conquista de un nuevo gobierno popular y el plebiscito del SÍ a la reforma de la seguridad social, de cara a las transformaciones estructurales que el Uruguay necesita para ser más justo, solidario, más humano, soberano y libre.