Iturralde y la corrupción
El Presidente del Partido Nacional, Pablo Iturralde, apretó a un Fiscal para que no tomara el caso Penadés, y así poder meter a su amiga, que obra a favor del Partido Nacional. Descubrimos esto tras la investigación de sus chats con Gustavo Penadés, quien está preso por pedófilo.
Ante esta situación, Pablo Iturralde renunció a la Presidencia del Partido Nacional. Práctica que ya compone un patrón en la coalición herrerista “multicolor”.
Roban y cometen todos los delitos que están a su alcance, los descubren, renuncian a su cargo y posteriormente son contratados como “asesores”. En las próximas elecciones aparecen como candidatos nuevamente por el Partido Nacional, al que habían “renunciado” (el más alevoso, quizá, el Intendente de Colonia Carlos Moreira). https://www.subrayado.com.uy/moreira-renuncio-al-partido-nacional-para-impedir-que-se-afecte-el-resultado-electoral-n562679
Esta calesita de corrupción está, en gran medida, fomentada por el sistema clientelar de los partidos tradicionales, donde la lógica que impera es la política a cambio de remuneración. Instala la idea que los candidatos “merecen ganar algo”, y no que ellos deben contribuir a la sociedad.
Pero ¿A quién, en último término, beneficia esta corrupción? Sin dudas la corrupción individual es la más difundida, y la que genera más indignación, pero las fortunas que roban son migajas en comparación de la corrupción mayor: la de los oligarcas.
A la oligarquía le sirve un gobierno corrupto, para poder comprar a sus jerarcas del gobierno y llevar a cabo sus negocios turbios sin impedimento. Por tanto, parecería ser una crítica vacía denunciar la corrupción de los jerarcas, sin denunciar la oligarquía nacional y extranjera que los corrompe y luego los compra. Recuérdese cómo los jerarcas del gobierno aplican medidas que favorecen a empresas, a encargo de estas mismas: cuando Lacalle Pou admitió que la flexibilización en empaquetado de cigarrillos fue a pedido de Montepaz, a costa de miles de muertos por cáncer de pulmón, la principal causa de muerte por cáncer en el hombre uruguayo; cuando a través de un contrato secreto se regaló el Puerto de Montevideo a la empresa Katoen Natie, luego redujo los controles de los cargamentos y ahora es costumbre ver que incautan contenedores cargados de cocaína con destino a Europa (solo vemos los que descubren); cuando Heber, ni bien asumido el gobierno, suspendió el monitoreo del transporte de carga, permitiendo una evasión de más de 360 millones de dólares, o el artículo de la LUC que aumentó el máximo de transferencias a 100 mil dólares sin tener que declararlos, facilitando el lavado de activos.
Si detenemos el listado de ejemplos, es por extensión de la enmarcha, no por falta de otros tantos.
Uruguay es un país donde la corrupción es costumbre, la oligarquía hace sus negocios oscuros ganando millones de dólares y a los jerarcas les ofrece jugosos dividendos. Mientras tanto, el ajuste lo sigue pagando la clase trabajadora y el pueblo en su conjunto. Será hora de que quienes producimos la riqueza nacional saquemos a los parásitos del gobierno que benefician a unos pocos a costa de las inmensas mayorías.