El avance de proyectos de alto impacto ambiental sin la consulta pública y el respeto a las normativas vigentes se ha convertido en un tema de gran preocupación en Uruguay. El caso del puerto espacial en Rocha, promovido por la empresa argentina Tlon Space, expone no solo la falta de transparencia en la toma de decisiones, sino también la connivencia de algunas autoridades con intereses privados y la comunidad local.
La empresa argentina Tlon Space de Wellboy S.A presentó su primer proyecto en 2022 con la intención de desarrollar un puerto espacial en un predio del departamento de Rocha. Sin embargo, el proceso ha estado marcado por irregularidades que han generado gran preocupación entre los vecinos.
El terreno, conocido como “Las Bases”, tiene un historial importante hace décadas. Estados Unidos intentó instalar bases militares en ese mismo lugar.
El predio está categorizado como “rural”, lo que impide la construcción de edificaciones urbanas.
Un aspecto cuestionable es la evaluación ambiental del proyecto. Tlon Space presentó su iniciativa al Ministerio de Ambiente, que le asignó una categoría B, siendo las 3 posibles:
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Categoría A: Proyectos con impactos negativos no significativos, dentro de lo permitido por la normativa.
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Categoría B: Proyectos con impactos moderados, mitigables con medidas conocidas. Requieren un estudio de impacto ambiental sectorial.
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Categoría C: Proyectos con impactos negativos significativos, con o sin medidas de mitigación. Requieren un estudio de impacto ambiental completo.
Sin embargo, esta clasificación impide la participación ciudadana en el proceso de decisión. La intendencia de Rocha autorizó el proyecto sin la recategorización del mismo.
Los vecinos argumentan que esta categorización es incorrecta, ya que el proyecto implica riesgos significativos. Un antecedente importante es el incendio de diciembre de 2019, que arrasó con 2.400 hectáreas en la zona, alcanzando La Esmeralda y destruyendo decenas de casas. En 2023, siete vecinos promovieron una demanda contra el Ministerio de Defensa por los daños sufridos en ese incendio. En febrero de 2025, la sentencia responsabilizó al Ministerio, señalando su falta de diligencia en la prevención de incendios en “Las Bases”.
En la sentencia el juez dijo: “ El Ministerio de Defensa obró con falta de diligencia, las medidas de prevención tomadas a los efectos de precaver de acaecimiento de incendios en el predio “Las Bases” como el que motivó las presentes actuaciones resultaron claramente insuficientes y no se ajustan a una actuar propio de quien obra con la diligencia de un buen padre de familia”.
El proyecto de Tlon Space contempla la instalación de un puerto espacial para almacenar grandes cantidades de combustible y comburente, además de la construcción de una fábrica de peróxido de hidrógeno, una sustancia altamente corrosiva utilizada como comburente en los lanzamientos espaciales.
Actualmente, el proyecto de Tlon Space está detenido debido a su clasificación ambiental, y la empresa tiene hasta junio de este año para presentar un estudio de impacto ambiental, el cual aún no ha sido entregado.
A esto se suma la presencia de otra empresa aeroespacial, Atria SpaceSport, que ha presentado un proyecto adicional para el mismo predio, sin que hasta el momento se haya otorgado información sobre su contenido.
El predio donde se pretende instalar el puerto espacial forma parte de la Reserva de Biosfera “Bañados del Este”, declarada por la UNESCO en 1976 y redefinida en 2004. También es un sitio Ramsar, lo que significa que está protegido bajo un tratado internacional para la conservación de humedales.
Cerca del predio se encuentra el área protegida de la Laguna Negra, recientemente declarada como tal por el Ministerio de Ambiente, y a solo 1 km de la zona del proyecto. Además, el predio alberga la Laguna Redonda, un ecosistema único en Uruguay, que alberga un conchero de 3.500 años de antigüedad, con alto valor arqueológico y antropológico.
Los vecinos advierten sobre los efectos negativos del puerto espacial en la fauna marina, ya que la zona es hábitat de ballenas, toninas, delfines y tortugas. También temen por la contaminación sonora y del aire debido a los lanzamientos de cohetes, así como por la caída de fragmentos del cohete al mar; la parte más grande del cohete proporciona el impulso inicial. Luego de agotar su combustible, se separa y cae de vuelta a la Tierra, generalmente en el océano, por esto el interés de realizar estos proyectos en zonas cercanas al mar.
El predio está ubicado a pocos kilómetros de La Esmeralda y entre 11 y 15 kilómetros de Punta del Diablo, dos localidades turísticas donde gran parte de la población depende de esta actividad económica. Los vecinos temen que el proyecto afecte la presencia de turistas que visitan la zona en busca de tranquilidad y contacto con la naturaleza.
Los vecinos han denunciado la falta de participación y la vulneración de varias normativas, entre ellas:
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Artículo 47 de la Constitución: sobre la protección del ambiente y el derecho a la participación ciudadana.
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Ley 16.466: de Evaluación de Impacto Ambiental.
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Ley 18.308: de Ordenamiento Territorial.
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Ley 18.381: de Acceso a la Información Pública.
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Acuerdo de Escazú: que promueve la participación y transparencia ambiental. A pesar de haber solicitado información a distintas entidades como el Ministerio de Ambiente, el Ministerio de Defensa y la Intendencia de Rocha, solo el Ministerio de Ambiente respondió, proporcionando información sobre el proyecto.
Los vecinos insisten en visibilizar lo que ocurre, exigiendo transparencia y una mayor participación en las decisiones que afectan su entorno y calidad de vida.
El caso del puerto espacial en Rocha es un claro ejemplo de cómo el desarrollo tecnológico y económico no puede imponerse por encima de los derechos ciudadanos y la protección del medio ambiente. La falta de transparencia, las irregularidades administrativas y la exclusión de la comunidad local del proceso de toma de decisiones generan un escenario preocupante en el que los intereses privados parecen pesar más que el bienestar colectivo.
Recordemos; hace décadas, Estados Unidos intentó instalar bases militares en este mismo predio como parte de su estrategia militar en América del Sur. Hoy, empresas aeroespaciales buscan utilizar la misma ubicación para el lanzamiento de nanosatélites.
¿Existe una relación entre estas iniciativas espaciales y los intereses estratégicos de las potencias globales? ¿Estamos frente a una nueva forma de expansión y control bajo el disfraz de la exploración espacial? ¿Qué rol juega América Latina en este contexto de disputa tecnológica y geopolítica? ¿Hasta qué punto estos proyectos responden a una necesidad de innovación o son parte de una estrategia imperialista disfrazada de desarrollo?
